lunes, 19 de enero de 2015

SUAVE LA VOZ



Suave la voz de un arrullo
me persigue, me hace suyo;
cálido abrazo, tierno abrigo
de noches de insomnio baldío
en que pierdo la esperanza
de encontrar un sueño amigo
que me lleve junto a ti.

Sé que es tu voz, invisible,
que así me alienta, intangible,
a soportar el vacío
que oprime mi corazón.
Y yo me dejo estrechar por su soplo enamorado,
bálsamo reparador de este insufrible dolor,
desgarradora añoranza por no poderte besar.

Y es que no hubo amor, amor,
más amor que el que nos dimos,
y no hubo más palabras que aquellas que compartimos,
ni más unión de dos cuerpos que la que tú y yo tuvimos.
Hasta que el zarpazo bárbaro
de unas parcas inclementes
rompieron en mil pedazos el espejo de mi alma.

Y es que no habrá amor, amor,
más fuerte que el que llevo conmigo,
ni más sueño que el que sueño
que al fin me lleve contigo.

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