―Ni encaramado al más alto
de los árboles del bosque
conseguiría besarte
―dijo el sapo enamorado
a una deslumbrante luna
mirando su blanca faz―
Y por ello me conformo
con abrazar tu reflejo
esta noche en la laguna.
Y dicho esto entró al agua
y al entrar produjo ondas
que dulcemente llegaron
hasta la luna dormida
serenamente en la charca
haciéndola estremecer.
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