Aguacero
que nos moja,
cálida
lluvia estival
de una
noche de desvelo
que nos
descubre desnudos
después
de habernos bebido
yo de
tus labios, tú de los míos,
todas
las aguas de un río
de
deseo incontenido,
después
de haber consumido
la miel
de un amor prohibido.
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